11 de octubre de 2014

¡El deber cumplido!

Vamos a comenzar, porque así me lo habéis pedido, ese segundo libro que escribí y que, a muchos de vosotros os ha sido muy difícil de encontrar. Hace ya muchos años, y ha llovido mucho, desde que vió la luz; pero espero que, leyéndolo paséis un buen rato y os sirva de sana distracción. Como todo lo que hago, no tiene, bien lo sabéis, grandes espectativas. Simplemente me conformo con que os haga pensar un poco. Como siempre, lo publicaré por capítulos y así os será más ameno. ¡Ya me contaréis!





EL DEBER CUMPLIDO


P R O L O G O


Cuando mi editor me sugirió que podía hacer un segundo libro de mis experiencias cotidianas y habituales, he de confesaros que me dio un vuelco el corazón .Primero porque para mí reencontrarme con vosotros es una satisfacción personal y segundo, el único medio que tengo para agradeceros la deferencia al comprar y leer mi primer ejemplar de “ A vosotras mujeres que como yo…”.

Creo firmemente que todos tenemos un alma apostólica que duerme en nuestro interior, solo hace falta tomar conciencia del tesoro que nos ha sido entregado y el deber que tenemos de repartirlo entre nuestros semejantes.

Lo comparo a algunos países de África  poseedores de minas de brillantes que la gente pisa sin darles importancia, por desconocimiento o bien por costumbre, tratando las cosas maravillosas como si fueran vulgares.

Me aterrorizan todos los subdesarrollos porque estoy convencida de que llevan a la indigencia, y creo que es un sentimiento compartido por todos, incluidos los organismos internacionales, que hay que subsanar las carencias materiales y culturales de muchos países que están en esa tesitura.

Pero hay para mí una indigencia tan peligrosa como las anteriores, promovida por una analfabetización religiosa de la que nadie se ocupa, y es el subdesarrollo espiritual, motivo de la verdadera falta de identidad personal.

Algo falla cuando al conectar el televisor y escuchar las noticias compruebas que cada día el ser humano se rige más por estímulos y sentimientos, la mayoría vengativos, que por esa libertad fruto de saber elegir lo que más le conviene.

La irritabilidad que se respira en el ambiente viene de la falta de paz interior al no encontrar respuestas frente a la pérdida de rumbo en nuestras vidas.

Sabéis que para mí la brújula que siempre marca el norte es el propio Cristo, el mismo de ayer, hoy y mañana; inmutable frente a los acontecimientos, cuya vida nos demuestra a través de los Evangelios, que no están escritos para ser interpretados en una época determinada, sino que tienen sentido de intemporalidad. Que cualquier personaje descrito tiene su homónimo en nuestros días; que nos habla a ti y a mí en cualquier situación cotidiana.

Por eso me urge escribir, relataros mis experiencias… contribuir a sanar vuestras almas heridas, fruto de las batallas diarias. Y puedo aseguraros que si en algo lo consigo, diré para mis adentros como el soldado cansado que muy bajito se repetía…” El deber cumplido “.


I N T R O D U C C I O N


Creo que me he puesto una meta muy alta frente a un libro muy sencillo, pero estoy convencida que el problema no radica tanto en  intentar acertar un disparo y que nos quede bajo, como en situar  la diana a pocos metros del suelo para no errar el tiro.



Quiero elevar vuestra visión sobrenatural para que lleguéis a haceros preguntas que os obliguen a contestaciones veraces, fruto de una búsqueda inquieta y curiosa.

No hay nada tan horrible como el conformismo y la falta de vibración frente a maravillas tan comunes como una puesta de sol, el simple vuelo de un pájaro o la sonrisa confiada de un niño.¡ Maravillas de Dios!.



Tal vez es que somos pianos desafinados incapaces de lograr melodías armoniosas.

Todo está en función de algo, salvo el ser humano, que es la única criatura querida por sí misma; somos únicos e irrepetibles, por eso debemos luchar contra todo aquello que quiera privarnos de nuestra identidad personal, sabiendo y aceptando  que por el hecho de ser distintos amaremos al Señor de formas diferentes.



Pertenecemos a Dios porque puso en nosotros Su aliento de vida y nos lo recuerda con la frase bíblica-“ Eres mío y te he llamado por tu nombre”- ¡ Qué gran responsabilidad!, sobre todo para mí que deseo despertar de su letargo a los congéneres que se encuentran a mi lado, susurrándoles al oído que sepan prescindir de lo prescindible y recordándoles que el Señor sigue buscando amigos que se decidan a caminar junto a Él.