13 de junio de 2014

¡Primera carta de san Pedro!



PRIMERA CARTA DE SAN PEDRO: 

 Después de la carta de Santiago, cuyos destinatarios estaban más vinculados a las tradiciones judías, se encuentra la primera carta de san Pedro, un escrito dirigido a los cristianos que mayoritariamente provenían de la gentilidad y que viene a ser como un enlace entre Jerusalén (Santiago), Asia Menor (Pablo) y Roma (Pedro). Muestra la misión y cohesión de la primitiva Iglesia en medio de una sociedad alejada de Dios, enseñando lo que debe ser la presencia cristiana en medio del mundo, y las consecuencias que lleva el Bautismo para los cristianos que viven en un ambiente hostil; manifestándose, a lo largo del escrito, que  el Bautismo y la Cruz son dos puntos de referencia  constante.

   La carta fue, desde antiguo, reconocida unitariamente como canónica; encontrando ecos de ella en 1 Clemente (año 97), en la Carta a los Filipenses de san Policarpo y en san Justino Mártir. También, san Ireneo de Lyon (finales del siglo II) la cita varias veces atribuyéndola explícitamente a san Pedro. No es fácil descubrir en la carta un esquema preciso, ya que los temas doctrinales se abordan al hilo de la exhortación, pero con todo, la estructura podría ser la siguiente:

·        Saludo habitual (1,1-2) y un himno introductorio de acción de gracias (1,3-12) en el que se habla de la dignidad del cristiano, fundamento de la exhortación que sigue.
·        Cuerpo de la carta (1,13- 5,11) en el que aún, sin un guión estricto, cabe distinguir tres secciones y unas exhortaciones finales:
1.     La primera sección (1,13-2,10) contiene elementos característicos de una catequesis bautismal. Es una vibrante invitación a buscar la santidad, consecuencia de la vocación recibida en el Bautismo, por el que el cristiano se hace miembro de un pueblo sacerdotal, que es la Iglesia.
2.     La segunda (2,11-3,12) señala las diversas obligaciones de los cristianos en las circunstancias hostiles en que viven: deben llevar una vida ejemplar pública y privada, ante cristianos y ante extraños.
3.     La tercera (3,13-4,19) desarrolla la actitud que debe tomar el cristiano frente a las persecuciones y contrariedades: el bautizado participa del misterio redentor de Cristo.
4.     Al final de la carta (5,1-14) san Pedro dirige unas exhortaciones a los presbíteros y a todos los fieles, animándoles a confiar en el Señor.

   En el saludo inicial de la carta aparece como remitente Pedro, “apóstol de Jesucristo” que, según se dice más adelante, es también testigo de los sufrimientos de Cristo, y que la tradición, desde antiguo, se la atribuyó al Apóstol. Poco sabemos de Pedro después de que se marchara de Jerusalén, en los primeros años de expansión de la Iglesia; salvo que estuvo un tiempo en Antioquía y de nuevo en Jerusalén, durante la asamblea apostólica. Refiriéndolo Ga 2,11-14 y Hch 15,7-11, que también nos cuentan que, posteriormente, estuvo al frente de la iglesia de Roma, donde murió bajo el emperador Nerón.
   Parece que la carta fue compuesta hacia los años 57-58 y no se descarta que fuera redactada por Silvano, compañero de Pablo en la evangelización de Asia Menor  -también llamado Silas-  o algún otro discípulo que recogiera la enseñanza de san Pedro. 1 Pedro está dirigida a comunidades cristianas que vivían en diversas regiones de Asia Menor y que se desenvolvían en ambientes adversos a la fe, lo que podría suponer un peligro para los fieles que eran la primera generación de cristianos, en aquella región, conversos del paganismo y que hacía poco que habían abrazado la fe a través del Bautismo.

   En la despedida indica que fue escrita en “Babilonia”, que es como simbólicamente se describía a Roma, la capital del Imperio. El objetivo fundamental del Apóstol parece que fue el de consolidar y exhortar a los cristianos a mantenerse fieles y firmes en la fe, en medio de las dificultades y persecuciones, recordándoles las consecuencias de la vocación a la que han sido llamados al recibir el Bautismo. La carta trata los siguientes temas:

·        Las persecuciones: Las circunstancias concretas que motivaron esta carta fueron, seguramente, las persecuciones, que eran pruebas de todo tipo: calumnias, injurias, insultos, hasta el punto de que san Pedro llaga a afirmar que se encuentran como en un incendio de sufrimientos que sabe que puede hacerles vacilar. La carta tiene unos claros acentos de consuelo y exhortación  -aunque no es probable que se refiera todavía a las persecuciones oficiales que posteriormente se vivieron con Nerón, Domiciano y Trajano- recordándoles que las contrariedades que soportan no son inútiles, sino que sirven para purificarles y que los padecimientos  -a imitación de Jesucristo-  atraerá muchos bienes, por su fidelidad y ejemplo. En la carta, Pedro desarrolla una idea profunda y consoladora: el cristiano está incorporado a Cristo y participa del misterio pascual; lo mismo que Jesucristo para redimir a los hombres ha sufrido la pasión y la muerte, resucitando después a una vida imperecedera, también los cristianos alcanzarán su salvación y la de muchos otros, a través de las contradicciones. Jesucristo es el modelo y también el que da plenitud de sentido a las persecuciones que sufre el cristiano.
·        El Bautismo: Aunque explícitamente sólo mencione el Bautismo en una ocasión, Pedro alude repetidas veces a este sacramento por el que se realiza la incorporación a Jesucristo y al comienzo de una vida nueva. A través de alusiones es posible descubrir elementos de la liturgia bautismal y de la catequesis que se impartía a quienes se acercaban al Bautismo. Pudiendo destacar tres aspectos de su enseñanza:
1.     El Bautismo lleva consigo un nuevo nacimiento: Hemos sido engendrados de nuevo de un germen incorruptible y debemos vivir con bondad y sencillez, alimentándonos espiritualmente de la Palabra de Dios y de los Sacramentos.
2.     El Bautismo supone la liberación del pecado: Los cristianos han roto con el pecado y han pasado de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios, porque han sido rescatados con la sangre preciosa del Cordero de Dios: Jesucristo. Muchas referencias nos recuerdan al Éxodo de los israelitas de la tierra de Egipto, como prefigura de la liberación operada en el bautismo.
3.     El Bautismo efectúa la salvación, prefigurada también en Noé: El agua por sí sola sirve para quitar la suciedad del cuerpo, mientras que el bautismo limpia el alma del pecado original y de cualquier otro pecado.
·        Otros aspectos doctrinales: Sobre la base de la catequesis bautismal, la carta recoge otros puntos doctrinales importantes para que los cristianos se mantengan firmes en la fe, señalando la actividad de las tres Personas Divinas, la divinidad de Jesucristo y su obra redentora. Así, como la presencia constante de la Iglesia manifestada en la unidad de los cristianos, piedras vivas del edificio espiritual cuya piedra angular y fundamental es Cristo: Son el nuevo pueblo sacerdotal que Dios ha constituido, donde el Señor es el Pastor Supremo y donde los presbíteros han de dirigir a las almas con desinterés y amor. Habla también de esperanza, como signo distintivo de los creyentes, que han de estar prontos a dar razón de ella con una vida ejemplar. Finalmente, la referencia a la predicación de Jesús a los espíritus cautivos es un texto importante para la doctrina del descenso del Señor a los infiernos, testimonio de la universalidad de la Redención.