25 de abril de 2014

¡Primera carta a Timoteo!



PRIMERA CARTA A TIMOTEO:

 En las ediciones del Nuevo Testamento, a las cartas de san Pablo dirigidas  a las comunidades cristianas, le siguen las dirigidas a personas concretas. También en este último grupo, están ordenadas de acuerdo con su extensión; situando primero las dos cartas a Timoteo, siguiendo la carta a Tito y terminando con la breve misiva dirigida a Filemón.
 
   A las tres primeras, dos dirigidas a Timoteo y una a Tito, se las conoce comúnmente como las “Cartas Pastorales”, denominación que se introdujo a finales del siglo XVIII por razón de sus destinatarios y por el contenido; ya que van dirigidas a dos colaboradores del Apóstol que están al frente, respectivamente, de las comunidades locales de Éfeso y Creta. Su contenido es eminentemente pastoral, pues se prescriben normas y consejos para la buena marcha de aquellas comunidades, amenazadas por el influjo de los falsos maestros; conteniendo, también, orientaciones sobre la organización de las iglesias y la función de los ministros.

   Las tres están redactadas con un estilo sencillo y en tono familiar, que denota la preocupación del autor por formar a quienes desempeñan la labor del Buen Pastor en las comunidades cristianas; defendiendo la “sana doctrina”  -lo que verdaderamente lleva a la salvación y fue recibido mediante la predicación de Pablo-  frente a las desviaciones que conducen al error. Su estructura es la siguiente:

·        Saludos: (1,1-2)
·        Primera sección: Se urge a Timoteo a defender la recta doctrina frente a las enseñanzas de los falsos doctores ( 1,3-20)
·        Segunda sección: Una vez asentada la solidez de la doctrina de la fe, se enumeran algunas de sus manifestaciones prácticas. El Apóstol instruye a su discípulo en el modo de dirigir rectamente el culto, especialmente la oración y la participación en las asambleas litúrgicas (2,1-15)
·        Tercera sección: Las instrucciones se refieren a las cualidades exigibles a los que ejercen el ministerio en la comunidad cristiana, que han de ser adecuadas no sólo para la edificación de todos los fieles, sino para ofrecer una imagen real y atractiva de la Iglesia ante los de fuera (3,1-16)
·        Cuarta sección: Con un tono aún más familiar que antes, el Apóstol exhorta y aconseja a Timoteo sobre el modo de comportarse y relacionarse con los demás: ancianos, viudas, presbíteros, esclavos, gente pudiente, falsos maestros; a todos ha de dispensar una cuidadosa atención (4,1-6,19).
·        Epílogo: La carta termina con unas breves palabras de despedida, en las que insiste de nuevo en la idea fundamental: la custodia fiel del depósito de la doctrina recibida (6,20-21)

   Timoteo aparece en esta carta, al frente de una comunidad cristiana implantada en Éfeso, que tropieza con obstáculos propios de los comienzos. El ambiente pagano, las doctrinas desviadas de algunos maestros y las costumbres relajadas de ciertos cristianos preocupan al Apóstol; por eso Timoteo recibe el encargo de mantener la doctrina recibida y estimular la vida cristiana de los fieles.

   Timoteo acompañó a san Pablo  -como se menciona en otros escritos del Nuevo Testamento-  como  colaborador y “como un hijo a su padre” Flp.2,22; era hijo de padre gentil y madre judía y, a la vez, piadosa cristiana. En su segundo viaje misional, Pablo recibió excelentes referencias de este joven cristiano y después de circuncidado se lo llevó como colaborador y ayudante en la fundación de las iglesias de Filipos y Tesalónica; apareciendo también junto al Apóstol en Corinto y Éfeso; Macedonia y Asia Menor, en su tercer viaje y  -según dicen las cartas de la cautividad-  estuvo junto a Pablo, cuando éste estuvo preso.

   Esta carta, así como la segunda de Timoteo y  la dirigida a Tito, tienen ciertas diferencias con relación al resto del Corpus Paulino: el vocabulario y el estilo son peculiares y hay dificultades para cuadrar su fecha de composición. Por ello, algunos han puesto en duda la autenticidad paulina de estas cartas; en cualquier caso, con independencia de que su autor fuera un secretario o un discípulo más o menos cercano a san Pablo, el sentido y la autoridad son del Apóstol.

   El tema central de la primera carta a Timoteo es la salvación dispensada por la Iglesia que  prolonga y actualiza la acción salvadora de Cristo; por ello, vamos a hacer unos pequeños resúmenes que nos lo faciliten su comprensión.

·        Jesucristo y la salvación: La idea básica de las cartas Pastorales  - y que por tanto aparece frecuentemente en ésta-  es la salvación llevada a cabo por Jesucristo, el único Mediador, porque Dios ha querido que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Frente a esto siempre late el peligro de las falsas doctrinas que apartan de la fe verdadera a quienes las acogen.
·        La Iglesia: Es una familia, la “casa de Dios”, no sólo en la doctrina sino también en la realidad práctica. Esa Iglesia es “columna y fundamento de la verdad” 1Tm.3,15 y por eso le corresponde conservar el depósito recibido. De modo especial, esa responsabilidad recae sobre aquellas personas que, como Timoteo, han recibido la gracia del ministerio mediante la imposición de manos, para que enseñen a mantener la fe y pongan orden en la comunidad cristiana.