7 de enero de 2014

Espero que los Reyes os hayan traído muchísimas cosas de esas que tienen un valor incalculable: el amor, la amistad, la esperanza, la fe, la alegría...y todo ello, seguramente, en medio de los problemas habituales que intentamos minimizar, no siempre con éxito. Espero que tengáis grandes propósitos, metas muy altas y el deseo profundo de vivir en y para Dios. Sólo así, os lo aseguro, descansando en la voluntad divina que no puede darnos nada que no nos convenga, seremos capaces de hacer  de nuestra cotidianidad, el lugar de encuentro con el Señor. Espero que todos hayáis tenido presentes, en vuestras oraciones, a nuestros hermanos; porque sólo todos juntos como Iglesia, seremos capaces de alcanzar la redención de Cristo. Espero que este año, como el pasado, sigamos juntos en esa larga travesía que nos conducirá al encuentro de los corazones que Jesús ha puesto en nuestro camino; y, como en todo este tiempo, espero estar a vuestra disposición para apoyarnos en los momentos de duda, cansancio y vacilación. Un feliz año a todos y hasta siempre.