10 de diciembre de 2012

¡ya no hay excusas!

Evangelio según San Lucas 3,1-6.


  El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
  Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados,
como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
  Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos.
  Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.




COMENTARIO:


  Este evangelio de san Lucas es un pequeño mapa, cargado de señales, para poder observar la pedagogía de Dios al transmitirnos el plan de su revelación.

  El Señor, sabiendo de nuestra naturaleza herida y, por consiguiente, de la imposibilidad de nuestra razón para alcanzar un total conocimiento divino sobre la salvación sobrenatural, se reveló a Sí mismo y nos manifestó su voluntad en ese plan, realizado con hechos y palabras íntimamente unidos entre sí; de forma que las obras realizadas en la historia de la salvación han manifestado y confirman la doctrina.

  De la misma manera que los hechos significados por las palabras, han aclarado el misterio contenido en ellas, y de esta manera, el encuentro de Dios con el hombre no sólo ha tenido lugar en la historia, sino que se ha realizado por la historia, como san Lucas nos recuerda en este capítulo, centrando el año decimoquinto del reinado de Tiberio -emperador romano- cuando Poncio Pilato era procurador de Judea y el rey Herodes era tetrarca de Galilea.

  Cristo no es una intelequia; es un personaje histórico que nadie puede negar, sin negarnos a nosotros mismos. Es el encuentro de Dios con el hombre a través de acontecimientos y acciones que después han sido explicados por medio de palabras; palabras de las que dudamos, cuando han sido testimoniadas por los mismos que dieron fe de ellas con su sangre en la arena del martirio.

  Si; este pasaje de Lucas nos recuerda que está a punto de cumplirse, con la encarnación del Verbo de Dios en la historia, las promesas y las imágenes de toda la revelación preparatoria: el antiguo Testamento que da paso a la Verdad cumplida...Jesuristo, la Palabra hecha carne que nos habla con voz de hombre para que ningún hombre pueda decir que no logra entender ni conocer su palabra.

  Ya no hay excusas, para no comenzar la búsqueda que termina en la salvación del Hijo de Dios.