7 de diciembre de 2012

edificare mi casa sobre roca

Evangelio según San Mateo 7,21.24-27.

  No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
  Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
  Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
  Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
  Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

COMENTARIO:


  El Señor, a través de san Mateo, nos recuerda una circunstancia muy común en nuestra vida: es muy difícil cumplir la voluntad de alguien, si no tenemos tiempo de pararnos a escucharle.

  Y esa voluntad divina que nos interpela desde la oración, manifiesta que el hombre -le guste o no- está hecho para vivir en Dios. Creado por Él, le busca incesantemente porque de Él partió y a Él tiene que volver. Darle la espalda, intentar sacarlo de nuestra vida, excluirlo de nuestro mundo, no quiere decir que no esté o no exista, sino que nosotros vivimos como si así fuera y fundamentamos nuestra existencia en un error que nos deja sin sentido y en un caos vital.

  Cierto es que somos libres y podemos decidir no escuchar esa interpelación que nos reclama un diálogo de amor: la oración. Generalmente, porque las palabras de Cristo nos comprometen en todas las dimensiones de nuestra vida y nos exigen la coherencia de vivir según nuestra fe.

  Vida que han seguido los grandes patriarcas bíblicos: Noé, Abraham, Moisés...Todos ellos fuertes en la tribulación porque eran fieles a Dios. Ocupados, pero no preocupados, porque sabían que su confianza descansaba en la Roca que sostiene la felicidad, que sólo se consigue cuando unimos nuestra voluntad a la de Aquel que nos ha enviado a cumplirla.